"Conscientes de que la crisis actual nos abre numerosos frentes y nos exige a todos grandes dosis de responsabilidad, no por ello debemos creer que es una meta inalcanzable o excesivamente compleja. El secreto es sencillo: lograremos la prosperidad nacional y la paz mundial restaurando la familia natural, cimiento de la sociedad, y a nivel particular, ocupándonos de arreglar no las familias, sino cada una de las familias", señaló Fowler, vicepresidenta de Australian Family Association (Asociación Australiana de la Familia) antes de presentar a los ponentes.
Una misión respecto al propio cónyuge
Porras invitó a todos a salir del Congreso con dos grandes misiones en mente. "Volvamos a amar a nuestro cónyuge", la primera: "Las ideologías hedonistas y el egocentrismo o el afán de riqueza o de éxito que tanto alimentan el temor al matrimonio hacen perder la atención debida al otro. Regresemos a nuestros hogares y amémonos los cónyuges hasta acabar juntos el fin del viaje".
Y una segunda misión: "Respecto a los hijos, volvamos a casa a construirles un legado, lo que requiere de tres cosas: rescatar los aspectos buenos de la herencia que hemos recibido de generaciones anteriores; saber perdonar por el dolor sufrido y comprometerse a enmendar el generado, para poder ver al alegría en el presente y afrontar con esperanza el mañana; y ayudar a construir la meta que han de seguir nuestros hijos, para que ellos, a s u vez, sigan desarrollando ese legado, pidiendo a Dios que nos ayude a construir la mejor de las historias".
El secreto del éxito matrimonial
Las ideologías y el Estado, contra el padre
"Eso no es un hecho casual –analizó Esparza-, sino un fin interesado de las ideologías que lo alimentan y que esperan destruir la sociedad natural para favorecer el nihilismo, la ingeniería social que disfrazan de ‘progresista’ y la ideología de género. Así, traducen la paternidad a términos de lucha de géneros entre hombre y mujer, recogiendo la gigantesca infamia intelectual sembrada por Freud sobre el mito de la muerte del padre, según el cual para ser libre hay que matar al padre".
Con ello, "las generaciones nuevas se educan en la idea de que el padre no sirve para nada, o aún más, que es un elemento negativo. Pero la exclusión o el desprecio a la figura del padre en la familia es un elemento de desorientación para los menores, que de este modo son menos libres -añadió-. Y es que el objetivo real no es ‘liberar a la mujer del macho’ o a los jóvenes de la ‘opresión paterna’, sino lograr sustituir su autoridad por la que marque el Estado, el mercado o el sistema, que sean estos los que impongan según la ideología dominante los modos de vivir. Algo que va contra la naturaleza humana misma, que sólo puede llevar al caos y a la demencia colectiva".
Frente a esto, "urge reivindicar la figura del padre, que sin descuidar el amor, encarna la función del deber y el orden en el seno de la familia”, concluyó Esparza, que aludió también a esta misma apreciación realizada por Benedicto XVI en la catequesis pública pronunciada esta misma semana, cuando destacó la "paternidad de Dios" como verdad que a duras penas es percibida por el hombre de hoy, y definió la ausencia de la figura paterna en la vida de los hijos como "un gran problema de nuestro tiempo".
Ser esposa y madre crea cultura
No hay comentarios:
Publicar un comentario