Antioquia, un bastión de la Vida.
Por Edwin Botero Correa
La Asamblea Departamental decidió condecorar a la Red Antioquia Provida (RAP), por su acción constante y decidida en defensa de la Vida como valor esencial, de la Mujer como referente humano, y de la Familia como célula constitutiva de la sociedad.
Con dicho acto, la Asamblea Departamental ‘reacciona’ –aunque tardía y aún muy levemente– de cara al auténtico sentir público, luego de la equivocada decisión de adoptar la llamada “perspectiva de género” como eje transversal de la educación en Antioquia. Ideología que se muestra amable y que funge como garante de la equidad social, pero que atenta –precisamente– contra los tres valores en los que se funda toda sociedad sana y respetable, como lo ha sido la antioqueña: la Vida, la Mujer y la Familia.
Es paradójico que aquello que se erije hoy como el pilar de nuestro desarrollo, sea lo totalmente contrario a nuestra identidad y a lo que nos ha hecho grandes. Es un virus que en la práctica promueve el aborto, desfigura el valor y la identidad de la mujer, y desnaturaliza a la familia reduciéndola a una simple cuestión de convivencia y equiparándola a las más disímiles formas de relación disfuncional. Este "eje" niega el derecho natural de los padres a elegir la educación más adecuada para sus hijos, así como la primacía de los derechos de los niños, sometiendo a la Familia a un burdo experimento de reingeniería social.
Por ello, la felicitación es doble: a la Asamblea Departamental, porque al reconocer la labor de la Red Antioquia Provida, reconoce y exalta los valores fundacionales de nuestra región, con lo cual da visos de estar recuperando la memoria y la identidad; y a la RAP, porque gracias al testimonio de coherencia con esos valores y a la entereza de los jóvenes que los profesan, lo han hecho posible.
Con este reconocimiento, Antioquia hoy celebra lo que es: un auténtico bastión de la Vida.
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